Rafael Altamira, publicó en 1908 España en América, una obra que refleja su profundo interés por las relaciones entre España y las naciones hispanoamericanas. Este libro, escrito en un contexto de creciente influencia de potencias como Estados Unidos, Alemania y Francia en América Latina, busca reafirmar la importancia de los lazos culturales, intelectuales y económicos entre España y sus antiguas colonias. Altamira, con una visión claramente americanista, propone una serie de reflexiones y acciones concretas para fortalecer estos vínculos, en un momento en que España enfrentaba desafíos tanto internos como externos.
La obra se divide en dos partes principales. La primera, titulada Relaciones Hispanoamericanas, aborda temas como el papel de los emigrantes españoles en América (los llamados «americanos») y su influencia en el progreso económico y cultural de España a su regreso. Altamira destaca cómo estos emigrantes, al regresar a su patria, traen consigo experiencias y conocimientos adquiridos en América, convirtiéndose en agentes de modernización. Además, analiza la creciente influencia de otras naciones en América Latina, especialmente en el ámbito educativo, y propone la creación de una Universidad Hispanoamericana como un medio para atraer a estudiantes americanos a España y fortalecer los lazos intelectuales. Esta propuesta, aunque ambiciosa, refleja la preocupación de Altamira por la pérdida de influencia cultural española en la región.
En la segunda parte, Crónicas de España, Altamira reflexiona sobre diversos aspectos de la vida española, incluyendo la educación, la economía, la política y la cultura. Aquí, el autor no solo analiza los problemas internos de España, sino que también propone soluciones basadas en la modernización y la europeización del país. Esta sección es particularmente relevante para entender el contexto en el que Altamira escribe, marcado por la crisis del 98 y la necesidad de regeneración nacional. Su análisis de la psicología española y su llamado a la acción en favor de una España más moderna y conectada con América son temas recurrentes en esta parte del libro.
Uno de los aspectos más destacados de España en América es su enfoque en la preservación del idioma español como un elemento fundamental de la identidad cultural hispanoamericana. Altamira dedica una sección completa a este tema, destacando iniciativas como las cátedras de gramática y literatura española creadas por el diario La Prensa en Buenos Aires. Para el autor, el idioma no solo es un medio de comunicación, sino también un vehículo para la transmisión de valores culturales y una herramienta para mantener la cohesión entre las naciones de habla hispana. Esta preocupación por el idioma refleja una visión más amplia de la cultura como un elemento unificador y resistente a las influencias extranjeras.
En términos metodológicos, Altamira combina el análisis histórico con propuestas concretas, lo que le da a su obra un carácter tanto reflexivo como práctico. Su estilo es claro y directo, y aunque en ocasiones puede resultar idealista, sus argumentos están respaldados por una sólida base documental y un profundo conocimiento de la realidad hispanoamericana. Además, su enfoque en la educación como motor de cambio y progreso es un tema que sigue siendo relevante en la actualidad.
En conclusión, España en América es una obra fundamental para entender las preocupaciones intelectuales y políticas de Rafael Altamira en un momento crucial de la historia de España y América Latina. A través de sus reflexiones sobre la educación, el idioma y las relaciones culturales, Altamira no solo busca reafirmar la importancia de los lazos entre España y América, sino también proponer un camino hacia la regeneración de ambos continentes. Su visión americanista y su llamado a la acción hacen de este libro una lectura indispensable para quienes estudian las relaciones transatlánticas y la historia intelectual de principios del siglo XX.